GRACIAS





Gracias porque sin que pasaras por mi vida a ser el peor recuerdo del mundo, no hubiera sabido qué es lo que más me duele. Porque mi bandera femenina ya no apalanca libertades sino respetos y prefiero la madurez que descubre seres detrás del ego que egos detrás de seres. Gracias porque ahora tengo más miedos de relacionarme que de estar conmigo misma, porque después de lo que pasó contigo, nada demasiado grave puede pasarme, porque me hiciste invencible, heroica. Gracias porque no sé quien soy ahora después de este tiempo, se me fueron los discursos de vanguardia, la sensualidad de las palabras picaronas y lo aventurera y atrevida. Quisiera preguntarle a quienes me han amado realmente quién solía ser a pesar de lo que hablaba, de cómo me vestía y de los chistes de los que reía. A quién veían ahí. Gracias porque ahora tengo un lienzo en blanco que como el zen, debe empezar su vida como empieza un día, con la posibilidad infinita de volver a empezar cada vez, como se empieza a respirar o como se parpadea, con la oportunidad de no pegarse de un pasado y por lo tanto de una falsa identidad, con el proyecto de ser auténtica, realmente diferente como propósito de vida. Gracias porque tu historia me dijo mentirosa en la cara, miedosa, y me puso la pregunta real por auténtica. Cuando tomo mis maletas solo puedo agradecerte que me dolieras a cada instante porque ahora sé que soy mejor, para mi y por mi, y que no me tengo miedo.

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