Bye bye

Quisiera irme a veces sin avisar como lo he hecho antes, generando desesperaciones justificadas y locuras no tan absurdas, intentando retroceder el tiempo para no haber dicho o hecho eso que en algún momento generó cualquier emoción. Irme sin avisar y sin error alguno, como si intentara otra vez ese juego que sé cómo jugar, sólo por no perder la costumbre. Irme con menos equipaje  y dejarte algo en el bolsillo de los ojos o irme con ese alguien que aparece por insistencia de vez en cuando a reprometer, también por costumbre. Irme para un lugar donde ni siquiera se hable mi lengua para tener que habitar mi silencio o quedarme tan insistentemente que el que quería irse seas tú, para liberarme de la responsabilidad. Irme con las letras que te he escrito que te han importado muy poco, con la sumisión que he sentido evocada o con la sensación certera de que es menos egoísta la soledad. Me gustaría querer irme, como se quieren ir las personas que llegan al hastío, para no interrumpir vidas ni proponer de más. Quisiera irme sin lo que pensé que podíamos ser, para no tener que pensar el porqué no lo fuimos, si parecíamos tan cómplices. Irme orgullosa de haberte sentido, de haberlo intentado, de haberte querido un poco más de lo que planeé. Irme para que enfrentes otra vez el abandono y le sigas mintiendo a tu vida diciéndote que eso no te duele, ocupándote en exceso con cosas que tal vez logren ser tu prioridad o tu coartada para rehuir otra vez de problemas pendientes. Irme para que sea alguien más valiente y menos generosa, la que intente sacarte una verdad sin disfrazarla de miedo.