Deseos sin afueras y mundos nuevos.


Mundos nuevos. Deseos sin afueras. Heroicos por suceder a pesar de haber perdido la diferencia entre las noches de viernes y las de los martes. Aparecen entre conversaciones virtuales que ayudan a cortar el tiempo y pueden nacer en un teléfono sin haber salido de casa, extraño para empezar. Pensar por ejemplo, que algo distinto puede ser posible, no para que las cosas sean de otro modo, sino para volver a imaginar. Cerrar los ojos y cantar en otro lado, matar de las mejores formas, construir nuevos armarios y celebrar tonterías, hacerle trampa al tiempo y a la realidad. Encontrar ahí lo romántico, lo erótico, solo porque en estos tiempos deconstruir cualquier cosa es aumentar la escasez de la fe. Pensar sin culpa para hacer lo que se quiere y eliminar la traición del diccionario, otra vez, por unos minutos, creer además que serán suficientes unos pocos y no las centenas que sí desquitan los aislamientos. Crear fantasías prototípicas y sentirse ordinario, vulgar, sutilmente arrebatado y enterarse por uno mismo que solo puedes llegar hasta un punto, aunque quieras llegar toda. Y en ese momento, cuando no te caben quince años en el cuerpo y sí mil consecuencias, te detienes. Sabes que tampoco será posible en esta búsqueda eludir tus carencias, darte cuenta de la diferencia entre lo que se desea y lo que se tiene y fracasar en la materialización sabiendo con precisión cada una de tus compulsiones. En un mundo donde los que descubren sus sensaciones prefieren correr como atletas y los que las reconocen se ven absurdos y ridículos, me declaro valientemente irresponsable, como los que no pueden hacerse cargo. Autorizarme a recibir, siempre es lo que mas me cuesta, extrañar ningún recuerdo construído, pero extrañarlo, y sentirme torpe, conflictiva, provocadora. Nada nuevo. No puedo usar el nombre, no puedo usar la presencia, no hay nadie a quien contarle nada. Solo el ejercicio de sublimar con la palabra el nuevo mundo que infertilmente me he inventado y propiciar la pausa, que nos cuida a todos. No es tiempo de construir ni destruir nada, me recuerda el viejo mundo. 

*Texto realizado para el ejercicio creativo de Camilo Gallón (Zambo Studio) cuando me pide que escriba un texto sobre los mundos nuevos que ha traído esta cuarentena. 





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