encauzar o encausar



Hay que subestimar el pálpito, silenciar el reptiliano y vestirse de cordura, para agradar. Otra vez la idea eurocentrista de inteligencia consiste en disfrazar la neurosis como otra fuga por no enfrentar el significado de humanidad. Me sorprende la fragilidad de los actos en nombre de la sensatez y la admiración por la razón, tan históricamente incoherente, tan ingenua, instrumentalista y egocéntrica, con la rigidez de una estructura que no se ha expuesto al viento, con la verdad tan cerca y tan lejos. La música, buen ejemplo, de nada sirve sin su objeto, la sensibilidad. Otra vez voy a otra reunión con la presión de que sonreír puede ser excesivo, otra vez se restringe la transparencia de las emociones para verse más importante, otra vez se evidencia el liderazgo castrante de ocultar la vida como esa pulsión  que trasciende la supervivencia, otra vez la cordura, la sensatez, la madurez. Para cuando el error, la vida, la intensidad, para cuando el humano que tiene otra historia por contar, para cuando el arte, la crudeza, la complementariedad de esa suspicacia. Me aburren las determinaciones, las búsquedas obvias, el romanticismo cliché y las personalidades compradas. Admiro lo complejo, lo que decide significar mi animal y lo que no puede ser estudiado o más bien, no tiene sentido estudiarse. Ahí, en ese pedacito de malestar, está la vida que amo, en ese sinsentido está el arte y en ese vacío, está la belleza. Ese no es el lugar de los eruditos, sino de los sabios. No es el lugar de quien hace preguntas, sino de quien sabe que no hay que responderlas, no es el lugar de las superficies, de las mariposas, las emociones irracionales y el amor fabricado, sino el lugar de los sentimientos reales,  el amor que construye, el compañerismo compasivo y las individualidsdes que se deciden, juntas. No es el lugar de las vidas que obedecen sino de precisamente aquellas que se niegan a vivir una vida ordinaria.

Ahí quiero vivir.

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