Delirio




Sino te filtraras silencioso en mis mejores conversaciones, las que empiezan con una inquietud y terminan con otra, serías vano. Pero me pasa, que estás sin estar. Sino tuviera tantas preguntas que hacerme y solo una que hacerte, serías una respuesta. Sino hubieras reemplazado el hambre, sino enriquecieras las lecturas, sino eligieras mi palabra para experimentar otra intimidad o reparar la tuya, si la broma imprudente no fuera tu estrategia social, si decidieras peinarte, llegar temprano o demorarte menos en decir cualquier cosa, si el riesgo no te pareciera encantador, si lo que dijeras fuera a algún lado, si pudieras ser predecible, sino te fascinaran las precisiones, sino dudaras de tu virtud con el fervor que dudas de todo, con el viejo principio socrático de cuestionar para entregar la responsabilidad de responder, podríamos desencontrarnos. Pero nos encontramos, en la búsqueda del origen y el delirio, de la rehuida de la realidad, en la posibilidad sin promesa, en la palabra que nos sujeta, en el amor por comenzar, en lo narciso de admirar lo que se tiene. Pedirte menos misterio o invitarte a la espontaneidad de tus emociones pareciera paralizarte, ya tiene tu ágil razonamiento suficiente en qué pensar.  Solo pasaba por aquí porque quería pedirte el poema de la luz que algún día me enseñaste, pero se me escapó la idea de pensar sino hubieras sido, qué hubiera sido. 

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