Inesperado

Te siento callado en la esquina de mi boca como susurrando algo que no existe, que no se ve. Te siento lejano y cercano, un poco lleno de miedos poco lleno de todo, un poco lleno de nada. Te siento aparte, te siento cerca, te siento respirar al mismo tiempo que yo, no mas tranquilo, no mas agitado, justo y preciso. Como si supieras que de eso se trata. De permanecer en la esquina de lo que no existe, de silenciarte en el sonido de lo que no se oye, de amar a escondidas que al fin de cuentas es el primer y último amor. Entras y te vas como si te perteneciera. Como si supieras una verdad divina. Como si te convencieras de que algo en mí te recibe. Te da la bienvenida grata, sensata, propia. Como si por primera vez las palabras poéticas no te asustaran. Siento que estás cómodo. Siento que te sientes completo. Siento que no te falta nada. Que lo que te sobra es porque es preciso que sobre. Otra vez siento que mi corazón palpita al ritmo del universo. Que si algo existe es la sabiduría que no vemos pero sentimos orgullosos. Te siento importante y siento que sabes a nada. Pero la nada nunca es poco importante. Llegaste a cambiar mis flores. Llegaste a regar mis plantas. Llegaste a nada pero llegaste a darle vida a mis pequeñas cosas y agradezco ver el cielo que se oculta tras la mirada de saber que todo definitivamente está bien. 

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