Adentro

He entendido que todo es perfecto, aún lo injusto es perfecto y lo menos bien hecho casualmente es lo mejor que existe. Los errores por ejemplo, los riesgos, los placeres.
Dejar morir, es desprenderse, en eso consiste el entrenamiento de mi ser, como la respiración que es siempre una forma de olvido, como una minúscula muerte y un gran nacimiento. Tomar y soltar es nuestra naturaleza, no debe haber forma de error allí. Es peor quedarse donde uno ya no pertenece en lo absoluto, quedarse sin quererlo es innecesario y doloroso, es mejor a veces vagar perdido por un rato hasta encontrar el mejor parentesco con el alma. Jamás será un error buscar lo que uno necesita, el instinto es la única verdadera conexión con el interior. La vida se alimenta mediante la escucha y el ser mediante la meditación. La transformación debe ser eso, poner un poco de un lado y llevarlo al otro. Los placeres en su mejor medida es una forma de transformarse, dejar liberar el espíritu, que siempre requiere de muy poco, dejar miedos tal vez, aunque sean el acto más profundo de amor. El desuso y el uso del amor, la falta de devoción con entregarse al desnudo, pidiendo relaciones sin fuerza en lugar de amistades que se encuentran en el sexo, que no es más que la cuidadosa elección de intercambiar energías poderosas en un gran momento. Amar, que costoso pareciera ser, cuando sólo consiste en una serie de renacimientos, porque amar no como te lo enseñan sino como lo encuentras en sus formas más simples es lo que invita al espíritu creativo, a la fuerza interior, a la fertilidad de la creatividad y a la inspiración sorprendente de querer la vida tal como viene. Los niños lo saben, porque no están sucios de ninguna fuerza externa, simplemente hacen el trabajo de ser ellos en su mejor estado que es el natural, dejan ser y son, están en paz. .

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