Adios

Cuando los adioses se vuelven itinerantes han sido hasta luegos. Esta vez es justo despedirnos, ahora lo entiendo. Tres años han pasado, un amor tan heroico en un mundo de mortales no podía sobrevivir. Aun así ha sido una historia épica, digna de tus palabras y las mías, digna de las mejores memorias y las peores lagrimas. Me dijiste cronopio y me volví fama, ahora entiendo. Amar a alguien que olvido quien era se volvió un dolor de corazón, volveré al cronopio sin ti, pero gracias a ti supe que lo había perdido. Me describías con pasos firmes, segura de lo que era y de mi alrededor, me llamabas encantadora como si hablaras de un hechizo inevitable, también me dijiste coqueta tanto con mis palabras como con mis ojos. Amabas que escribiera, que fuera mi vitamina, amabas mi creatividad, mis talentos, mi pasión por el arte y mi manera de darte amor. Creías que todos los días luchaba por ser la mujer que quería ser, decías que era sonadora, que cumplía con mis deberes pero que bien sabia liberarme de los deberes de la casa. Asegurabas que era juiciosa solo si cumplía con mis intereses, que era excesivamente gentil y que respetaba mi lugar como el mas grande tesoro. Que bien sabia poner a la gente en su lugar y que por eso no me discutías demasiado, que podía conseguirlo todo con una sonrisa incluso hasta lo imposible, pero que perdía la sonrisa cuando algo me molestaba. Me dijiste incumplida, distraída y dulce. Mi conversación era para ti lo mas interesante, y pasábamos noches y días enteros sin dejar de hablar. Me dijiste apasionada, sexual casi en exceso, viciosa con el cigarrillo, me dijiste hedonista porque amaba tu cocina y el buen vino, me decías que me gustaba sentirme mirada y jugar contigo a que otros me miran solo para que supieras que yo solo te miraba a ti. Me dijiste mimada y caprichosa, que tenias que tratarme como una reina pero sin verte como un caballero. Me dijiste que era demasiado independiente, tu el hombre de las libertades me dijiste que era demasiado libre. Admirabas mis pasiones y mi seguridad para pelear por ellas y adorabas la idea de saber que no me enamoraba fácilmente. Me juraste que te habías enamorado de cada una de mis características y yo te jure que no volvería a encontrar a alguien como tu. Me conociste como a nadie, tanto que cuando cambie tu amor también se acabo. Gracias porque ahora puedo buscar la mujer que era entre nuestros recuerdos, saber que esa soy yo naturalmente, gracias porque te fuiste tu cuando era yo siempre la que me iba, gracias porque me has hecho fácil la tarea de olvidarte, de saber que sencillamente terminamos por ser distintos. Gracias porque no cumplimos las promesas, porque pude dejar de pensar que estaríamos juntos por siempre, gracias por hacerme fuerte con todas las tristezas que me trajiste en los últimos meses, me hiciste invencible. Gracias porque me dejas sola cuando mas necesito estar conmigo, gracias porque se que tengo que recoger mis huesos, tomarme una copa de vino, disfrutar de otra pareja sin pensar en ti. Gracias porque se cerro el circulo, porque lo que me dijiste ya paso, ya no será, ya no fue. Vete con la seguridad de que quise pero nunca vuelvas, porque si tres anís después intentas encontrar la niña que te año con locura, en unos años no encontraras la mujer que te dice gracias por existir. Nos encontraremos otra vez, no será en tu ciudad ni en la mía, será en otra. Y nos miraremos con la sensación de que este amor no fue tan grande para matarnos ni tan hermoso que nos diera vida, simplemente fue, a su manera, un amor tantas veces distante. Te digo adiós porque ya se que es justo. Ya estoy bien, ya la marea esta tranquila. Vete, y que tengas una feliz vida.

Comentarios

  1. Señorita Amapola. La vida me trajo sus palabras en una noche de penas ya rotas. Usted le agradece a él. yo me tomo el atrevimiento de agradecerle a usted esta maldita cruzada con las palabras que yo no he podido empreneder.

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