ASESINATO EN SERIE

ASESINATO EN SERIE.
Cuando se matan una a una las mujeres que viven en este cuerpo.
Llevo tres meses con un crimen encima. De hecho han sido varios. De hecho me gustaría que fueran más pocos. Las he matado, sin piedad, una a una, como si quisiera acabar con una raza de especímenes que se multiplican. Y lo confieso, me produce la más grande sensación al punto de empezar a pensar que esto de matar, es casi necesario. Sobretodo cuando se trata de matar a las múltiples mujeres que vivían en mí y de vez en cuando se robaban esta alma.
Empecé por la niña. Para promover esto del asesinato había que hacerlo desde lo más cruel, y agarré a la niña. Pecosa, inocente, virginal, edípica como cualquier otra, absolutamente apegada a una fantasía de vida. La misma que teme a la responsabilidad y al compromiso porque siempre tiene alguien que la tome de la mano. La que cuando jugaba a las muñecas, nunca se pensaba trabajando, sino viajando, como si la vida fuera un fondo interminable de dinero. Y la maté y para darle una muerte más digna, la enterré con las muñecas, la virginidad, la inocencia, las fantasías, el dinero de papi y los sueños rosados. Pero le robé el lagrimal, por si lo necesitaba.
Seguí con la princesa. Nada de inocente e ingenua, más sí calculadora. Calculaba cada movimiento, cada sonrisa, delicada, dulce, paciente, porque el príncipe podía estar cerca. Maravillosamente buena para el hogar. Apasionada por la cocina, por el buen uso de las cosas, por  la delicadeza al vestir, al comer, al hablar, al vivir.  Mostraba la dulzura de la mujer de valores, la mujer de la casa, pero  como buena princesa no se interesaba en nada más que un reino. La maté y antes de enterrarla le saqué la belleza, como sea que fuere, siempre la iba a necesitar.
Continué con la guerrera. Fue difícil. Maldita valiente, maldita mujer que podía lograrlo todo. Hacer el trabajo, la familia, el amor, los amigos, las pasiones, los pasatiempos, la soledad y todo lo demás como una batalla siempre ganada. La maté por intolerante al fracaso. Y  por feminista.  La maté y fue la  que más me costó porque quería dejarla con vida, tal vez agonizando, pero con vida. Al final la tuve que ver morir. No soportaba que no le dolieran sus amores, que fueran pasatiempos de su vida y que perdiera grandes seres por el egoísmo de pensar cada vez más en ella. Siempre con el escudo en la mano, dispuesta a que nadie le enterrara ningún puñal. Siempre, era siempre. La maté y la enterré con el escudo y aunque quise robarlo para mi, el cadáver nunca lo soltó. Supongo que venía incorporado en ella y tuve que dejarla ir, con escudo, perfecciones y valentías. La dejé ir entera.
Y me quedó una. Al frente, como si fuera la única y la última de la serie. La mujer que como las otras vivía en mí pero siempre  me había costado mirar. La sencilla, la humilde, la simple. La que disfruta los detalles de la vida.  La disciplinada, la juiciosa, la amorosa, la apasionada, la tranquila,  la que vive. Cuando me acerqué para matarla, la besé, era lo único que ella quería, ser amada. No quería fantasías rosadas, reinos o guerras. No era niña, princesa ni guerrera. Y fue inevitable amarla desde ese instante. Le di el lagrimal y la belleza de mis asesinadas y ella se encargó de lo demás. No  necesitó escudos  y yo solté mi puñal, con ansias de no matarla nunca, admirando su profunda sinceridad y transparencia. Y me enamoré de ella y ella terminó matándome a mí. Y se ganó este cuerpo y ganó este caso. 

Comentarios

  1. me encanto!! no tengo palabras solo sigue escribiendo hacia mucho tiempo que no disfrutaba tanto leer

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  2. me gusta mucho. demaciado. tienes un gran talento. ademas se siente que escribes con el corazon.
    un gran admirador que te conose y tambien conoses muy bien.

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  3. Gloria: Quiero seguir leyendote, desde mi madurez veo que tienes un tremendo talento; admirable tu forma de encontrarte, normalmente los seres humanos o no nos encontramos nunca o cuando lo hacemos, estamos en una edad madura. casi Too late.
    I LOVE IT.

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  4. Pues solo puedo decir que se me eriza la piel cada que termino de leer una linea, me encanta; hasta en algunos apartes me siento identificada, y aca desde mi soledad siento y disfruto cada cosa que escribes

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