Ambos tenemos esa presión alta de codicia, dejándonos el deseo de no envejecer sólo para seguir haciendo parte de la multitud de jóvenes, desérticos y casi vacíos, pero siempre alegres. Además ambos tenemos esa solidaridad artística, la mía tan sensible que percibe la tuya casi helada. Y somos distantes porque así es mejor, pero también lo somos para no pretender acercarnos de más, que si de algo ambos huimos, es del hostigamiento.

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