EL SÍNDROME DE LA MUJER MARAVILLA

Sin geometría alguna mi cabeza decidió amarte. Te metiste pronto en los calzones de la memoria, me arrugaste los ojos de extrañarte, se me secaron los labios sin tu húmedad, duermo menos, como menos y leo más. Te amo sin formas, sin estructuras, te amo aún pensando que me cuesta hablar de amor, te amo en la mañana cuando el desayuno no es más que café sin beso. Te amo como si no estuvieras aunque de alguna manera estás, como si no te extrañara, como si no fuera tuya. No hay cuadros en esta simetría que nos pertenece, nada se cuadricula cuando nos rodea, nada es esquemático, todo fluye. No hay círculos porqué nada se repite, todo es tan nuevo como un niño en su cumpleaños, tan preciso como si estuviera planeado, tan perfecto que no tiene que girar sobre un eje particular, porqué no gira, avanza y retrocede, juega con nosotros, no se repite. No somos triángulos porqué somos dos, ni menos un punto o una línea, no somos poligonalmente cerrados, somos simplemente lo que nos nombramos cuando nos conocimos, a veces un saludo y a veces un adiós.Aún así te amo, sabiendo que el amor es una palabra pequeña pero fácil de engordar, podría amarte todavía más, si te lo permites.